Son las
8:15 a.m., Carol Tatiana Izquierdo le recuerda a la profe que es hora de leer.
Empiezan la maratónica carrera por las letras, los estudiantes de sexto y
séptimo salen del salón y le anuncian a los demás miembros del grupo “Lectores
para la vida” que vayan a leer, ellos son 42 jóvenes de los grados cuarto a
noveno que usan diversas estrategias de lectura con niños de preescolar a
quinto.
Algunos
corren a la sala virtual por sus libros, si la profesora no ha abierto, van y
le reclaman las llaves, otros con pasos más pausados esperan a que los afanados
tomen sus libros del estante e ir por los niños de la primaria para los que
leen; los pocos que no recuerdan el nombre del libro que solicitaron, esperan
para buscar en la respectiva carpeta de préstamos. Se van ubicando en los
salones, en el restaurante escolar, en los corredores o la caseta; cuando
alguno de los “grandes” no viene, los “chicos” se quedan esperando o van y
buscan a otro que lea para ellos. La profe Sandra revisa los libros que
quedaron allí, confronta con los asistentes, da vuelta por algunos de los
lugares y verifica que todos estén leyendo, si no es así hace las respectivas
observaciones... Andan en función de la lectura.
Pasan 15
minutos aproximadamente, los lectores empiezan a hacer anotaciones en sus
diarios de investigación de diferentes aspectos del libro, de las estrategias
usadas, de algunas respuestas que los niños dan a preguntas que les hacen sobre
lo entendido con la lectura, de resúmenes, de lo que les impacta, o simplemente
de cómo se “comportaron” los niños para los que leen.
Le
piden a los “chicos” que regresen al salón y empieza una nueva carrera por la
entrega del libro, ya sea porque queda pendiente para seguir en la próxima
sesión o porque van a cambiarlo. “Pendiente”, “este ya lo leí”, “no le gustó y
me dijo que lo cambiara”, “él quiere de rompecabezas”, “terminado”, “cambiemos
el suyo por el mío”, “quiere de los de armar o mover”, “apúnteme éste profe”,
“colóquemelo allá porfis”, “se está demorando mucho con el libro y mi niño lo
pidió”, “me dijo que se lo volviera a leer”, “necesito uno de animales”, “todos
esos ya los leímos, me toca esperar a ver qué traen”, “quiere con más imágenes”,
“está muy largo, tiene muchos cuentos”, “no le gusta porque por la noche le dio
miedo”, “pidió otro de susto”, “no, ese lo vi yo primero”, “¿por qué no habrá
venido con el libro?”; son algunas de las expresiones que se escuchan cuando
regresan a la sala nuevamente con los libros. Finalmente, el libro escogido es
apuntado en la carpeta, cada uno firma el recibido, lo ubica en el estante y se
va para clase nuevamente.
Empieza
el trabajo de la docente Sandra de verificar que hayan devuelto los libros y de
registrar las fechas de devolución de cada uno, cuenta, recuenta, si falta
alguno lo busca como aguja entre un pajar, hasta que lo recupera. Diariamente
es la misma maratón.
ANTECEDENTES Y PROYECCIÓN
Desde
el año 2007 José Fernando Árias Ávila, va a la sede la mayoría de los miércoles
en la mañana y pasa por los salones, durante 15 minutos, leyendo en voz alta, como
estrategia de animación a la lectura.
En el
año 2011 se conformó el grupo de investigación con 11 lectores, al final del
año 2012 eran 30.
En el
año 2012 se inscribe el proyecto al programa Ondas de Colciencias y es
aprobado.
Desde
hace 14 meses, todas las mañanas en la sede Chápata son diferentes porque el grupo
“Lectores para la vida”, adscrito al programa Ondas de Colciencias, viene
desarrollando el proyecto de investigación, asesorados por Sandra Milena
Carvajal Alarcón, docente y José Fernando Árias Ávila, jubilado de Telecom.
Para el
año 2013, con la llegada del Plan Nacional de Lectura y Escritura (PNLE) y la
donación de una biblioteca a la Institución Educativa El Horro, se hace una
articulación, desde abril, del proyecto de
investigación con la propuesta del MEN (Todos a Aprender). Además las otras sedes
de la institución empiezan también a desarrollar algunas de las estrategias
para aprovechar la biblioteca recibida y dedicar diariamente minutos a la
lectura.
¿QUÉ PIENSAN DEL PROYECTO?
* Jhon Esteban Hurtado Hincapié, estudiante de grado quinto: “Me parece muy bueno porque aprendo a leer”
* Carlos Andrés Cardona Rojas,
estudiante de grado cuarto: “Los lectores hacen un buen trabajo con los demás
de la institución”
* Andrés Felipe López Valencia,
estudiante de grado cuarto: “Es muy bueno porque son muy bonitos los dibujos de
los libros”
* Andrés Felipe Mejía Bedoya, estudiante
de grado cuarto: “Me gusta por los cuentos que me leen y por los libros”
* Robinson David Guapacha, estudiante de
grado cuarto: “Porque me gusta ver los dibujos y las imágenes”
* Brainer Dubán Roche Loaiza, estudiante
de grado cuarto: “Me parece muy maluco porque es muy aburrida la lectura”
* Robinson Fernando Castañeda Higuita,
estudiante de grado cuarto: “Me parece muy bueno, pero no le entendía a la
persona que me estaba leyendo”
* Joan Esteban Loaiza Molina, estudiante de grado noveno: “La profesora Sandra nos da talleres por medio de la biblioteca del colegio, para que aprendamos a hacer varios tipos de lecturas”
Joan Esteban Loaiza Molina y Sandra Milena Carvajal
Alarcón
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